Leyendo el blog de
Nacho, me he dado cuenta a través de su "blogroll" de que llevo tres meses sin escribir. Tampoco creais que había mucho que contar. Más de lo mismo, siempre más de lo mismo. Monotonía y absurdez, como lleva ocurriendo durante mucho tiempo, aunque esto parece que ¡por fín! ya se ha acabado.
El tiempo meteorológico no ayudaba tampoco para salir del agujero y así han ido pasando las semanas, han ido llegando algunos objetivos que me había propuesto (un par de duatlones) y he tenido que ir cancelando las citas para las que tenía inscripción pagada.
Y nos plantamos a 4 semanas de Elche, con los deberes sin hacer, y mucho que estudiar. No hay nada destacable en este invierno que ya se ha acabado aparte de perrear, con unas cuantas salidas en bici destacables y alguna que otra carrerita más intensa como el canicross que corrí en Cerceda. Pero claro, poco más podía hacer dado que he estado inmersa en los últimos meses en un caos laboral/personal que me ha dejado boba perdida. (Sí, aún más de lo que ya estaba).
Pues bien, Marzo ha empezado con claras intenciones de cambio en todos los sentidos. La primera medida para esos cambios ha sido empezar a entrenar con el
Club de Atletismo de Moralzarzal. De momento, entrenamientos en grupo los miércoles y viernes a las 20.30. No es que me vuelva loca eso de hacer técnica, saltitos y series de 100 y 200. No solo no me vuelve loca sino que me tiene machacada tanto saltito después de estar todo el invierno practicamente parada. Tampoco da más de sí el "patatal" en el que entrenamos. Un campo de futbol de tierra lleno de rodadas de coche en el que un día nos vamos a dejar un tobillo.
En cuanto a nadar, todas las semanas hago el propósito de ir todos los dias pero va pasando el tiempo y no saco más de dos días a la semana. Me aburre soberanamente.
Y lo mejor: la bici. Ya sabéis que es mi debilidad. Estoy consiguiendo sacar 3 o 4 sesiones a la semana. Ayuda mucho que me junto con un nuevo vigoréxico anónimo que siempre está dispuesto a entrenar y que me saca de la cueva de vez en cuando.
Lo malo es que a pesar de que mi cuerpo acusa que le estoy metiendo caña otra vez con agujetas integrales, si hago recuento de las sesiones de entrenamiento tampoco sale gran cosa. Desde el Domingo 14:
Domingo: salida en bici con Manu, de esas que alimentan mente y espíritu. Subiendo a Colmenar nos cruzamos con Juanjo y
El Chulo y nos vamos a Cerceda. Ahí nos separamos y nosotros dos nos subimos a la presa de Becerril, y de ahí al km. 14 de la subida a Navacerrada. Son apenas 3 kms desde la presa con un km "pepinazo" que yo no conocia. Se sufre pero eso hace sentirse bien.
Lunes: 2000 metrillos de agua a primera hora, y carrerita corta de 35' a medio día.
Martes: Después de llevar toda la mañana en el coche los esquis de fondo y los de travesía sin saber qué hacer, me rajo y acabo corriendo por la Pedriza con César, otro vecino hiperactivo al que viene bien recurrir cuando una necesita que le transmitan positividad (o es positivismo?).
Miércoles: Tercer día que amanece de sol radiante y me tomo la mañana libre y vuelvo a salir con Manu. Vuelta al Cerro San Pedro con coca cola de torrarse en Soto. Dios existe (a veces).
Por la noche fui al entrenamiento del club, pero estaba pasada de rosca y tocaba 12x200 y rodé un poco, hice técnica y me rilé. Todavía no aguanto dos entrenamientos fuertes el mismo día.
Jueves: descanso para la que me espera el viernes.
Viernes: entrenamiento de montaña guiado por
Gema Quiroga. Aprovecho para deciros que es altamente recomendable y que el siguiente es el 9 de Abril. Por la noche, demasiado vino para trabajar al día siguiente, pero cantidad suficiente para tomar decisiones acertadas.
Sábado: descanso.
Domingo: carrerita por Valdelatas de algo más de una hora con el Chulo. Otra de esas que alimentan cuerpo y mente. Bueno, la carrerita alimenta la mente, y el cuerpo lo alimentan las judias improvisadas que se ha currado (recetita de internete).
Y esto es todo, por el momento. A ver si es verdad que pillo carrerilla y mañana más.